Prólogo del cuento-juego Famílium XX1

El mundo ha cambiado mucho y para bien. En el momento de escribir estas lineas, el Instituto Nacional de Estadística acaba de dar a conocer que, por primera vez en la historia, en las comarcas gerundenses hay más Mohameds que Jaumes o Lluïsos. A pesar de los miedos de los gruñones, el proceso de globalización y el adelanto tecnológico han agrietado rotundamente la división artificial del mundo y han desmontado las viejas barreras administrativas que pretendían ordenar y discriminar la especie humana en mil y un compartimentos estancos.

Al conocer la diferencia (cultural, nacional, religiosa...) y tener que convivir, los humanos aprendemos una gran lección: que ciertamente todos somos diferentes pero, a la vez, semblantes. Que a pesar de que vestimos, comemos o rezamos a dioses diferentes, finalmente, los hombres y las mujeres de todo el planeta suspiramos siempre ansiosos por las mismas razones: la libertad, la belleza y el amor, los grandes valores que justamente afirman nuestra humanidad.

Este proyecto trata justamente de esto, del elogio de la diversidad, en este caso a propósito del derecho a formar una familia. lo cuento-juego Famílium XXI nos recuerda la importancia de la institución familiar para el desarrollo personal y para el conjunto de la sociedad. Nos muestra, además, que en nuestro mundo moderno la fisionomía familiar tiene rostros muy diferentes: heterosexual, lesbiana, gay, reconstruida, monoparental, extensa, adoptiva... y, más importando que esto, que todas estas realidades familiares se justifican por un solo hecho, que no tiene que ver únicamente con las leyes civiles que las reconocen, sino con el amor que las liga.

Hace casi quinientos años, Shylock, el mercader de Venecia de Shakespeare, cansado de los desprecios de los cristianos, se preguntaba: “no tiene ojos un judío? No tiene manso un judío, y órganos, formas, sentidos, pasiones y afectas? No es mantenido con la misma comida, herido con las mismas armas, sujeto a las mismas enfermedades, curado con los mismos remedios, acurrucado y acalorado por los mismos inviernos y veranos que los cristianos? Si nos pinchan, no nos mana la sangre? Si nos hacéis cosquillas , no nos partimos de risa? Si nos emponzoñamos, no nos morimos? Si nos hacéis un torcido, no nos vengamos?” Han pasado cinco siglos, pero la pregunta de Shylock, basada en el derecho a conservar la diferencia identitaria es muy pertinente para todos aquellos que todavía dudan de la igualdad de los humanos”.

Como Figuerense y Consejero, como “diferente” entre los iguales, la constitución de esta fundación me llena de orgullo y me confirma la lucidez de aquellas palabras de Harvey Milk, escritos justo antes de ser asesinado, en San Francisco, por su defensa de los derechos civiles: “Sabemos que sólo de esperanza no se puede vivir; pero también sabemos que sin esperanza no vale la pena vivir!” Iniciativas como esta nos reconcilian con la vida y nos hacen renovar la ilusión, seguramente utópica, que el cielo en la tierra es posible sin dejar de ser cómo somos! Sin dejar de ser quién somos!

Enhorabuena!


Santi Vila i Vicente, Conseller de Territori i Sostenibilitat , 2014